Parece la pregunta del millón, sobre todo si tenemos en cuenta que se estima que alrededor del 30% de los niños y adolescentes se comen las uñas.

Más allá del desagradable efecto estético que supone, es una práctica que puede infectar y terminar deformando los dedos.

Este mal hábito suele aparecer entre los 3/4 años y entre las causas se encuentran, desde el estrés, la presión y el aburrimiento hasta la imitación si, por ejemplo, ven que otros niños o jóvenes de su grupo lo hacen.

Cambia los hábitos de los más pequeños

Algunas de estas causas pueden sorprendernos y hacer que nos preguntemos ¿de verdad los niños se encuentran “bajo presión”?

Cada vez somos más conscientes de la importancia de la salud mental y de cómo diferentes elementos de nuestro día a día puede ser los detonantes de algunas conductas nocivas para nosotros mismos. Pues bien, con los más pequeños ocurre lo mismo, lo que para nosotros puede parecer simple rutina (el colegio/instituto, los exámenes, algunas situaciones sociales o familiares…) ellos pueden percibirlo en ocasiones como sobrexigencia, lo que terminará desembocando es distintas formas de exteriorizarlo para intentar darle salida a ese estrés por su parte.

Por lo tanto, se trata de un problema real a que no conviene quitarle importancia.

Algunas de las formas de evitar este hábito son alentarles a hacer deporte (les ayudará a soltar adrenalina y energía), hacer terapia (desestigmatizando esta opción nos ayudará a erradicar el problema a tiempo antes de que vaya a mayores) y hablar con ellos sobre el tema de una manera no acusatoria, sino con el objetivo de entender cuáles son sus “por qués” y de esta manera ayudarles.

Es momento de poner en práctica todo lo aprendido. Verás como tus niños consiguen cambiar sus malos hábitos y mostrar unas uñas nuevas. ¡A por ello!