¿Por qué cuando somos adultos ya no creemos en la magia?

Cuando somos pequeñucos parece que todo está cubierto de un halo especial lleno de magia y purpurina. Creemos en el Ratoncito Pérez, en los magos, Papá Noel, Los Reyes Magos, duendes y hadas… Creemos que todo es cierto, y que nada es imposible. 

Sin embargo, a medida que crecemos estas creencias van desapareciendo ¿Es que acaso la magia en la vida no es para siempre, o sí?

¿Qué es la magia?

La palabra magia proviene del latín magīa, derivado griego es mageia μαγεία mageia (‘cualidad de sobrenatural’). 

La RAE la define como Arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales.

Al hablar y definir magia seguramente se nos venga a la mente una persona con capa y chistera y que saque a un conejo de ella y que eso, sea magia.

Cuando crecemos nos hacemos más serios y lógicos

Son varios los estudios que confirman que llegados al punto de la adultez, dejamos de creer en la magia, buscamos que todo tenga una explicación coherente y que encaje con nuestro guion mental, para entender lo desconocido.

Sin embargo, hay personas adultas que optan por pensar que sí existe algo más allá de las leyes de la física, que hay poderes divinos, cargados de energías, mundos extraordinarios para añadir un toque de magia en su día.

¿Pero por qué dejamos de creer en la magia?

Como hemos comentado, hay personas que sí creen en ella, y eso no significa que no hayan superado ninguna de las etapas vividas anteriormente como la infancia o la adolescencia. Hay estudios en los que se revela el pensamiento mágico no disminuye a lo largo de la vida. Si no que se explica que la creencia se vuelve más selectiva. O sea, nuestra experiencia y los conocimientos que adquirimos a lo largo de la vida determinan los eventos en los que aplicamos la magia. 

Por ejemplo, si una persona posee conocimientos avanzados de física, recurrirá a las leyes para explicar por qué un objeto parece levitar.  De lo contrario, si las habilidades aritméticas son menores, ante un juego de magia basado en números puede pensar que es magia.

Por lo que, creer en ella es algo que todos llevamos dentro de alguna manera.

No dejes de creer en ella

Y si la ciencia, la lógica y buscar explicaciones coherentes te han calado profundamente en tu vida. No hay que dejar de lado la fantasía. Piensa en que las cosas más bonitas de la vida y lo que más nos hace ilusión, quizás sencillamente no tengan que tener una explicación racional, deja que sea una cuestión de magia. 

Deja que te invada la ilusión 

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